El cuerpo humano puede mantenerse en pie, gracias al equilibrio existente entre los diferentes planos quinesiológicos que lo conforman, a saber; visual-dental-escapular-pelviano-rotuliano-maleolar, los cuales están perfectamente alineados entre si, manteniendo la verticalidad. Una alteración posicional en cualquiera de ellos, implica un desajuste de todo el conjunto.
Ciñéndonos al terreno que nos ocupa, debemos conocer, que la mandíbula se articula con el cráneo, por mediación de la Articulación Témporo Mandibular (A.T.M.), la cual a su vez se interrelaciona con el equilibrio oclusal, evitando la disfunción.
Cuando existe un desequilibrio, bien por extracciones, malposiciones dentales, contactos prematuros, interferencias oclusales, patología inflamatoria pericoronaria, caries o movilidades de piezas dentales, hace que el paciente mastique más por un lado que por el otro, provocando un estrés muscular de carácter trófico, creado por una oclusión desequilibrada.